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Mostrando entradas de noviembre, 2013

ENTRADA DESTACADA

AQUEL QUE NOS AYUDA!

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Salmo 121:                              1- Al contemplar las montañas me pregunto: "¿De dónde vendrá mi ayuda? 2-Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra. Este Salmo es el segundo de quince Salmos que comprenden del 120 al 134, y se les llama en hebreo "Canto gradual" o "canto de las subidas" : Su título se debe a que eran cantados por los peregrinos que subían a Jerusalén , especialmente en las tres grandes fiestas del pueblo judío ( éxodo 23:14-17) ¿Saben que Jerusalén está a más o menos 750 metros sobre el nivel del mar y ellos debían subir por tipos de gradas o escalones? Imaginémosle subiendo para llegar allí.  ¿Cuánto tiempo les habrá insumido?  ¿Cuántas cosas habrán ocurrido mientras iban allá?  ¿Cuánta fatiga? ¿Cúantas veces habrán quedado sin aire? ¿Y cuando subían en familia?  Porque ellos no eran de tener un solo hijo por familia, como vemos aquí en Italia, o Europa ¡ no! Más hijos tenían, más felices y bendecid

UNA MANERA DE PENSAR VENCEDORA.

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Cantar de los Cantares 1: 5- “Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén; morena como las carpas de Cedar, hermosa como los pabellones de Salmá. 6-No se fijen en mi tez morena, ni en que el sol me bronceó la piel. Mis hermanos se enfadaron contra mí, y me obligaron a cuidar las viñas; ¡Y mi propia viña descuidé! La Sulamita dice: -es verdad que perdí el blanco atractivo de mi piel, es verdad que parezco solo un objeto de uso como las carpas de Cedar, pero yo sé: que soy hermosa. Yo veo aquí, a una mujer que se vio obligada por sus parientes, por el destino, por las circunstancias que le vinieron en suerte, a tener que dedicarse a cuidar a otros, a trabajar por otros, pero que no perdió su autoestima. Que no por no haber podido concretar sueños y etapas en su vida, se desvalorizó.  No perdió el sentido de la verdadera belleza, y de su verdadero valor. El pensar de esta manera le hizo actuar de una manera diferente y vencedora, porque no perdió: el fruto de su sacrificio.

CUIDA EL LUGAR QUE DIOS TE DIO

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El lugar que yo quería . Que feo lo que sentimos cuando observamos de lejos el lugar que habíamos soñado, ser ocupado por otra persona. Una mezcla de fracaso, dolor, tristeza por la pérdida, y una sensación de que algo nos quedó incompleto.  Como sí nos hubiera faltado un miembro a nuestro cuerpo, por lo que no fuimos aceptados.  Todo esto, hasta que por fin lo superamos,  no nos es agradable.   El lugar que yo tenía. ¡Ah esto es otra cosa!, y más doloroso que lo anterior.  Haber sido elegido y perder ese lugar, ya es mucho más traumante, que no haberlo alcanzado. Luchar por lograr un objetivo es como remar contra las olas; subimos y bajamos, vamos hacia adelante y hacia tras,  las olas son la causa y en un momento las venceremos.  Esa lucha nos mantiene en línea, atentos, vigilantes, mejorándonos constantemente, trabajando día y noche para ello. Mientras que, alcanzar un objetivo, llegar a obtener aquello por lo cual luchábamos, no es igual a remar contra las olas; ahora

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